Crónica muestra el despliegue de las redes ópticas dentro del noreste de Brasil

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- 14/07/2016

Joaquim Carlos Fanton

Esta historia también sucede en São José do Divino, Piauí. No exactamente en el centro. Para ser preciso, yo diría que a unos mil metros de la plaza de la iglesia.

Cuando realizamos la inspección de aceptación de una red óptica, existe un guión a ser seguido.

Gran parte de las actividades se relaciona con la visita a los edificios que están interconectados a la red. En cada punto de terminación de fibras, hay un ruteador energizado por un nobreack conectado a un tomacorriente y varios otros dispositivos y equipos acomodados dentro de un rack.

Pero, una parte de las actividades consiste en recorrer la red externa, observando altura y tensión del cable, anclados, sustentaciones, reservas técnicas, enmiendas y cosas así.

La red óptica de São José do Divino es muy pequeña. De punta a punta, la ciudad tiene 2 kilómetros de extensión y es este el largo del cable que fue inspeccionado. No más de 50 postes.

El grupo de aceptación estaba compuesto por siete personas. Yo y otro representante de RNP (estábamos asumiendo la responsabilidad por las inspecciones en aquel viaje), un representante del Ministerio de las Comunicaciones que estaba pasando la responsabilidad, tres representantes de la contratista que implantó la red y el Secretario de Planificación de la prefectura que a estaba recibiendo, que se llamaba Francisco.

Casi la hora del almuerzo, el sol al máximo, temperatura en la sombra alrededor de 38 grados centígrados. Caminamos desde la sede de la prefectura hasta el último punto atendido por la red, que era la estación de policía.

Acostumbrado a caminar, fui caminando rápidamente y abriendo espacio del resto del grupo. Apretando el paso, Francisco me hizo compañía. En una dada altura, él vio un conocido dentro de una pequeña cafetería que estaba al lado de un taller de motocicletas. Él me contó que los dos establecimientos pertenecían a aquella persona, que era también uno de los concejales de la ciudad. Insistió en parar para presentarme. Había otras tres personas en el local. Parecían ser más amigos que clientes. Estaban sentados en la terraza cubierta de tejas de acero galvanizado. El calor allí era abrasador para mis estándares. Muy agradable para ellos, que están en pleno invierno por allá. Una vez hechas las presentaciones, el comerciante nos ofreció guarapo recién exprimido. Estaba muy frío y bajó muy bien. Pedí repetición, lo que dejó al hombre aparentemente muy feliz.

La pausa para el guarapo dio tiempo para que el resto del grupo nos alcance. Comenzamos a conversar. Fue una conversación corta de no más de dos minutos. Francisco les explicó a todos lo que estaba siendo hecho. Entusiasmado con la confirmación de que el WiFi público ya estaba funcionando en la plaza, uno de los amigos del concejal exclamó:

- “Viva, ahora voy a poder ver mujeres desnudas en Internet sin tener que pagar nada”.

Internet es una herramienta incomparable. A través de ella tenemos acceso a miles de fuentes de información, esparcimiento y conocimiento y cultura, localizadas en cualquier parte del planeta.

Intenté explicar que Internet incluso puede ser usada para esto, sin duda, pero, que él debería comenzar a pensar en sacar provecho de aquella herramienta.

Intenté contarle que uno de mis hijos, que es ingeniero, hizo una graduación en el MIT usando Internet. Pero, rápidamente desistí. Desconfié de que él no tuviera ni idea de lo que era MIT, o de cualquier otra institución que fuese. Pregunté si él ya había estado en alguna ciudad grande. ¡Nunca, ni en Teresina!

Antes de seguir por una carretera, necesitamos saber para donde ella va y lo que vamos a hacer en el destino. No podemos correr el riesgo de ser como Alicia paseando por el País de las Maravillas que, en una encrucijada, le preguntó a un gato que allí estaba, por cual camino debería proseguir y este respondió preguntando para donde ella quería ir. Ella dijo que no sabía, pues estaba perdida. Entonces el gato respondió que no haría ninguna diferencia la carretera que ella iba a escoger.

Este es el gran desafío que tenemos hoy en nuestra sociedad. Debemos decidir para dónde queremos ir antes de iniciar el viaje.

*Joaquim Fanton es un ingeniero eléctrico de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), con 38 años de experiencia en redes ópticas. Él fue un ingeniero de redes de la Compañía de Telecomunicaciones de Paraná (Telepar), de Telecomunicaciones São Paulo (Telesp), Telebras y el Centro de Investigación y Desarrollo en Telecomunicaciones (CPqD). En la actualidad, se desempeña como consultor de la RNP y participa en la implementación de redes metropolitanas de fibra óptica, bajo el Programa de Ciudades Digitales. Al caminar por el campo, acumuló historias que serán compartidas en este sitio web.

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