Efecto colateral

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- 05/06/2016

*Joaquim Carlos Fanton

La pequeña São José do Divino en Piauí está de fiesta este mes. Y no es sólo por la llegada del mes de junio. En el meollo de un ambicioso proyecto del gobierno federal, concebido para llevar servicios de banda ancha para el pueblo, entró en operación un punto de acceso público, en la plaza central de la ciudad.

El cartel instalado en el local dice: “Ahora hay Internet GRÁTIS en la plaza”.

Estuve allá y vi con mis propios ojos. Cuando el sol se esconde y la temperatura queda más agradable, muchas personas se dirigen hasta el local, móviles en la mano, y se conectan a internet.

Red y equipos locales han sido implementados con recursos del gobierno federal. Sin embargo, la salida para el mundo exterior estaba a cargo del ayuntamiento. Por tratarse de una ciudad muy pequeña, que representa poca devolución para los grandes proveedores de banda, el máximo que el ayuntamiento logró fue alquilar una conexión vía radio, con 16 Mbps. Es decir, inferior a la banda que disponemos hoy en nuestras casas y que consideramos demasiado despacio.

Sin embargo, parece que nadie se importa con ese pequeño detalle en São José do Divino. La gente ve en el rostro de las personas la felicidad. ¡Es mucha alegría! ¡Sin pagar, aceptamos cualquier cosa!

En mi opinión, la ventaja más grande es que la ciudad tiene hoy una red óptica propia, interconectando puntos de su interés. Secretarias municipales, escuelas, guarderías, centros de asistencia social, comisaría, el hospital y la oficina del programa Bolsa Família están hoy todos interconectados y pueden intercambiar gigantescos volúmenes de información. Sin embargo, al salir para el mundo, tendrán que compartir una loncha de los 16 Mbps ofrecidos a todos.

¡Sin embargo lo más interesante es que todo sistema que innova también despierta malos humores!

El WiFi de la plaza, por ejemplo, tiene antena de alta ganancia. Aunque el contrato establezca un alcance mínimo dentro de la plaza, la señal llega con fuerza en direcciones que están hasta 200 metros de distancia. Con eso, comerciantes, moradores vecinos, el dueño de la farmacia, el dueño del mercado y el gerente de la agencia del Correo están felicísimos. Todos están pensando seriamente en “desactivar” los servicios del proveedor local y migrar para la red del ayuntamiento. En un primer momento, al menos económicamente, el mayor perjudicado es el proveedor.

Sin embargo he encontrado, entre los insatisfechos, alguien que nadie podría imaginar: el párroco de la iglesia de São José, patrono de la ciudad.

Nadie se acordó de que su lugar de trabajo queda enfrente a la antena. Señal completa dentro y bancos cómodos para sentarse. ¿Puede tener lugar mejor para quedar? ¡El padre se enfadó!

Leí con mis propios ojos, un WhatsApp que él envió para el responsable por la red:

“Francisco, no quiero tener que pelear contigo. He solicitado la desconexión del internet en los horarios de la misa. ¡La gente no está acompañando la misa muy bien y tampoco prestando atención en mis sermones!”.

De hecho, ese mensaje nada republicano debería recibir un sonoro no. Al final, a pesar del nombre de la ciudad estar asociado a un santo, el ayuntamiento es laico y seguramente debe haber evangélicos y ateos en la plaza durante los horarios de la misa. Sin embargo, la solicitud fue debidamente atendida...

Maquiavelo escribió hace siete siglos: no existe actividad más peligrosa y, al mismo tiempo, más frustrante que trabajar en innovación. ¡El innovador necesita convivir con la indiferencia de los futuros beneficiados y enfrentar el odio de aquellos que serán seguramente perjudicados!

*Joaquim Fanton es un ingeniero eléctrico de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), con 38 años de experiencia en redes ópticas. Él fue un ingeniero de redes de la Compañía de Telecomunicaciones de Paraná (Telepar), de Telecomunicaciones São Paulo (Telesp), Telebras y el Centro de Investigación y Desarrollo en Telecomunicaciones (CPqD). En la actualidad, se desempeña como consultor de la RNP y participa en la implementación de redes metropolitanas de fibra óptica, bajo el Programa de Ciudades Digitales. Al caminar por el campo, acumuló historias que serán compartidas en este sitio web.

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